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Cuando las chicas ven a un negro, separan sus propias piernas. Así las morenas, cuando ven a un negro, se meten en sus pantalones. Y cuando encuentran un gran perno ahí, no puedes sacárselo de las orejas hasta que lo hayan chupado todo. ¡Perras como esas exprimirán hasta la última gota!
Vaya, qué cliente tan hambriento resultó ser. Debería haber pedido dos pizzas con dos repartidores. Un negro no era suficiente para ella.